domingo, 17 de julio de 2016


De cómo permanecer en el misterio.

Un cuadro. Un enigma. Inagotable. Una máquina llamada a encender la imaginación eternamente. El Bosco. 
El bosco, el jardín de los sueños es el documental dirigido por José Luis Lopez-Linares en colaboración con el Museo del Prado, la historia de un tríptico acompañada de las reflexiones de intelectuales como Nélida Piñón, Salman Rushdie, Albert Boadella, Miquel Barceló, Ludovico Einaudi o Silvia Pérez Cruz. La pluralidad de significaciones no ensombrece una primera lección que percibimos de la obra: no confíes en la apariencia de las cosas, ve más allá. El artista chino Cai Guo Quiang la describe como «una obra en la que el espacio surge desde el interior del tiempo. Por eso El Jardín representa la historia de la humanidad». ¿Es la tabla dedicada al infierno una parodia del mismo, con ese autorretrato del pintor en el hombre–árbol y la partitura sobre las nalgas de uno de los personajes plagada de intervalos de música prohibidos? Y en el centro, la delicia, un universo de sueño y placer en que la gente come frutos rojos; la libertad sexual. Aún no se hacen maldades. 
Brillante y arriesgado el recorrido por el detalle del lienzo al son de «Gods and Monsters», de Lana del Rey, así como las correlaciones de las imágenes de los desnudos del cuadro y los movimientos de liberación en los setenta. Pintura y fotografía. Varios siglos. Y de pronto, nace un diálogo. 

De nuevo, un enigma. Un imposible. Nélida Piñón lo dice bien: para explicar esto, este tríptico, tenemos que inventar palabras. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario